Los Toltecas, que significa "maestros
constructores", fueron un pueblo que vivió entre 900 d.c y 1200 d.c. y
cuya religión era chamánica. Adoraban a las fuerzas de la naturaleza, como el
cielo, el agua, la tierra. Su mundo religioso, generó la gran figura de Quetzalcóatl,
aunque tenían un sistema de creencias dualista. Lo contrario de Quetzalcóatl
era Tezcatlipoca. Fue una sociedad antigua llena de gran sabiduría.
La
cultura de los Toltecas está resumida en un libro que se llama "Los cuatro
acuerdos” escrito por el Dr. Miguel Ruiz. Su cultura milenaria, situada en
México es comparable con la de los Aztecas, aunque son menos conocidos. Y eran
considerados hombres y mujeres muy avanzados y de gran conocimiento.
El libro
establece los principios de convivencia y evolución espiritual hacia los que ha
de tender el individuo. Y que esta sociedad dejó establecidos como los pilares
fundamentales sobre los debía basarse el comportamiento humano más avanzado. Esta
es la esencia de lo que ese libro dice:
EL
PRIMER ACUERDO: SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS
Este es
el primer acuerdo de esta cultura milenaria. Y así la interpreto.
Las
palabras tienen poder. Son “mágicas” (así lo dice expresamente el libro).
Pueden provocar el infierno en vida de las personas, e incluso llevar a una
nación a una guerra, usándolas con astucia y manipulación. Con las palabras se
ha torturado tratando como delincuentes a muchos inocentes, vulnerando la
presunción de inocencia y el beneficio de la duda y haciendo difícil la
posibilidad de defenderse o incluso negándosela. Se ha sometido a personas a un
escarnio y juicio, haciendo público algo privado y rompiendo códigos de honor
no escritos, vulnerando también la dignidad del ser humano. Reclamar que se
respete de inmediato esa dignidad y esa intimidad, es normal y justo.
Las
palabras dicen mucho de nosotros y de nuestras intenciones. Con tus palabras
puedes provocar ansiedad, depresión y otra clase de enfermedades. Puedes
sembrar el miedo y la desesperación en la persona. Hacerla sentir una inútil,
que no sirve, que no vale. Pero igualmente puedes hacer todo lo contrario,
usándolas adecuadamente y de forma impecable. Porque las palabras tienen doble
filo. Y lo que sale de tu boca, es lo que tú eres.
Las
personas que usan la palabra en su profesión tienen un arma en su poder, y aún
tienen más responsabilidad. Pero demasiadas veces nos encontramos en los medios
de comunicación por ejemplo, a políticos o periodistas, que hablan con
sarcasmos y cargantes ironías. Hoy en día son ambas profesiones, muy
denostadas. Y esto es precisamente porque los oídos se resienten con
frecuencia, al escuchar expresiones que claramente llevan la mala sabia del
odio o la intención de hacer daño. Y que usan su poder, para destruir y no para
construir. Pasando por encima de la sensibilidad. Son personas que en ocasiones
se dedican a hablar de las miserias de los demás, cuando todos tenemos
miserias. Otros sin embargo, verdaderamente hacen un trabajo admirable.
No
obstante, todos tenemos recursos, para evitar que nos perjudiquen. Cuando
alguien lanza palabras para herir, solamente recibirás la idea negativa, si tu
mente es un campo fértil para ella. Una persona auténtica está protegida y de
la guerra sale ilesa. Si tu vibración es alta, rebota lo malo. Un individuo
optimista es quien sabe afrontar la adversidad, no un iluso.
Hemos de
procurar que nuestras palabras tengan algún valor. No actuando con intención de
generar posiciones contradictorias y enredadas.
SEGUNDO
ACUERDO: NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE
El mundo
no va contra ti. Hay comportamientos de las personas que no tienen que ver
contigo, sino con ellos mismos y sus problemas o su situación vital en el
mundo. Quien te ofende a veces,
tiene un veneno que descargar contra ti, por no saber cómo deshacerse de él.
No tengas
en cuenta esos actos y libérate de ellos.
TERCER
ACUERDO: NO HAGAS SUPOSICIONES
Este es
otro de los principales acuerdos a los llego este pueblo. No especules o des
por hechos ciertos lo que desconoces o no sabes. Si dudas, pregunta, aclara
directamente. Pero no te inventes la realidad, aunque todo parezca ser de una
determinada manera. Porque la mayoría de las veces nos equivocamos con tanta
especulación infundada Sobre todo si tenemos una mente
negativa, y tendemos a pensar en lo peor. Te puedes haber inventado una
historia rocambolesca que te envenena por dentro de manera insana. El 70%
de los errores en comunicación son por mala interpretación del mensaje. Y a
veces esa mala interpretación viene porque no estamos atentos o porque tenemos
ideas preconcebidas.
Y si
alguien se acerca a ti en algún momento con la intención de aclarar y
armonizar, aprovecha la ocasión porque puede que no se vuelva a repetir. Y si
por suerte, si se vuelve a repetir y tampoco lo aprovechamos es que no es
nuestra intención quitar lo podrido. No trates mal y demuestra con hechos que
la intención es buena. Hablar no está prohibido.
No te
comportes dando por ciertos los hechos no probados.
CUARTO
ACUERDO: HAZ SIEMPRE LO MÁXIMO QUE PUEDAS
Si aunque
te equivoques actúas siempre dando lo mejor de ti mismo y con la mejor
intención. Nunca te podrás recriminar nada. Pero si en algún momento se ha sido
torpe, aun con justificación. Pero una actuación tuya ha provocado un daño, lo
mejor es pedir disculpas, y decir con sencillez que lo sientes. Te dará
serenidad. Y debes perdonarte a ti mismo, esos errores, no arrastrarlos. De
ellos siempre se aprende.
Hazlo y
será para bien.
No
obstante el pensamiento y los sentimientos son libres, y somos nosotros quien
los gestionamos. Cada cual es responsable de lo que siente y piensa. Pero
actuemos con inteligencia y buena fe. Porque no es conveniente tener cuentas
pendientes. Agotan cuerpo y mente. Y porque es bueno practicar la empatía y
ponerse en el lugar del otro para comprender. Porque aunque cuando algo se
rompe ya no se puede pegar, al menos que no quede ningún resto de los pedazos
de cristal, que hacen daño y pueden seguir hiriendo.
Todos
tenemos que aprender de estas antiguas enseñanzas. Todos en alguna ocasión
erramos. Debemos empezar a modificar nuestro equivocado sistema de creencias,
en crisis de valores. Y deberíamos leer el libro al completo para interiorizar
su aprendizaje.
Estos son los acuerdos y estas son sus clausulas,
que yo firmo en pleno uso de mis facultades, plenamente consciente. Ahora tan
solo falta, que firme la otra parte.
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