jueves, 20 de junio de 2013

Los Cuatro acuerdos


Los Toltecas, que significa "maestros constructores", fueron un pueblo que vivió entre 900 d.c y 1200 d.c. y cuya religión era chamánica. Adoraban a las fuerzas de la naturaleza, como el cielo, el agua, la tierra. Su mundo religioso, generó la gran figura de Quetzalcóatl, aunque tenían un sistema de creencias dualista. Lo contrario de Quetzalcóatl era Tezcatlipoca. Fue una sociedad antigua llena de gran sabiduría.
La cultura de los Toltecas está resumida en un libro que se llama "Los cuatro acuerdos” escrito por el Dr. Miguel Ruiz. Su cultura milenaria, situada en México es comparable con la de los Aztecas, aunque son menos conocidos. Y eran considerados hombres y mujeres muy avanzados y de gran conocimiento.

El libro establece los principios de convivencia y evolución espiritual hacia los que ha de tender el individuo. Y que esta sociedad dejó establecidos como los pilares fundamentales sobre los debía basarse el comportamiento humano más avanzado. Esta es la esencia de lo que ese libro dice:

EL PRIMER ACUERDO: SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS

Este es el primer acuerdo de esta cultura milenaria. Y así la interpreto.
Las palabras tienen poder. Son “mágicas” (así lo dice expresamente el libro). Pueden provocar el infierno en vida de las personas, e incluso llevar a una nación a una guerra, usándolas con astucia y manipulación. Con las palabras se ha torturado tratando como delincuentes a muchos inocentes, vulnerando la presunción de inocencia y el beneficio de la duda y haciendo difícil la posibilidad de defenderse o incluso negándosela. Se ha sometido a personas a un escarnio y juicio, haciendo público algo privado y rompiendo códigos de honor no escritos, vulnerando también la dignidad del ser humano. Reclamar que se respete de inmediato esa dignidad y esa intimidad, es normal y justo.

Las palabras dicen mucho de nosotros y de nuestras intenciones. Con tus palabras puedes provocar ansiedad, depresión y otra clase de enfermedades. Puedes sembrar el miedo y la desesperación en la persona. Hacerla sentir una inútil, que no sirve, que no vale. Pero igualmente puedes hacer todo lo contrario, usándolas adecuadamente y de forma impecable. Porque las palabras tienen doble filo. Y lo que sale de tu boca, es lo que tú eres.
Las personas que usan la palabra en su profesión tienen un arma en su poder, y aún tienen más responsabilidad. Pero demasiadas veces nos encontramos en los medios de comunicación por ejemplo, a políticos o periodistas, que hablan con sarcasmos y cargantes ironías. Hoy en día son ambas profesiones, muy denostadas. Y esto es  precisamente porque los oídos se resienten con frecuencia, al escuchar expresiones que claramente llevan la mala sabia del odio o la intención de hacer daño. Y que usan su poder, para destruir y no para construir. Pasando por encima de la sensibilidad. Son personas que en ocasiones se dedican a hablar de las miserias de los demás, cuando todos tenemos miserias. Otros sin embargo, verdaderamente hacen un trabajo admirable.

No obstante, todos tenemos recursos, para evitar que nos perjudiquen. Cuando alguien lanza palabras para herir, solamente recibirás la idea negativa, si tu mente es un campo fértil para ella. Una persona auténtica está protegida y de la guerra sale ilesa. Si tu vibración es alta, rebota lo malo. Un individuo optimista es quien sabe afrontar la adversidad, no un iluso.
Hemos de procurar que nuestras palabras tengan algún valor. No actuando con intención de generar posiciones contradictorias y enredadas.


SEGUNDO ACUERDO: NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE


El mundo no va contra ti. Hay comportamientos de las personas que no tienen que ver contigo, sino con ellos mismos y sus problemas o su situación vital en el mundo. Quien te ofende a veces, tiene un veneno que descargar contra ti, por no saber cómo deshacerse de él.
No tengas en cuenta esos actos y libérate de ellos.

TERCER ACUERDO: NO HAGAS SUPOSICIONES

Este es otro de los principales acuerdos a los llego este pueblo. No especules o des por hechos ciertos lo que desconoces o no sabes. Si dudas, pregunta, aclara directamente. Pero no te inventes la realidad, aunque todo parezca ser de una determinada manera. Porque la mayoría de las veces nos equivocamos con tanta especulación  infundada  Sobre todo si tenemos una mente negativa, y tendemos a pensar en lo peor. Te puedes haber inventado una historia rocambolesca que te envenena por dentro de manera insana. El 70% de los errores en comunicación son por mala interpretación del mensaje. Y a veces esa mala interpretación viene porque no estamos atentos o porque tenemos ideas preconcebidas.
Y si alguien se acerca a ti en algún momento con la intención de aclarar y armonizar, aprovecha la ocasión porque puede que no se vuelva a repetir. Y si por suerte, si se vuelve a repetir y tampoco lo aprovechamos es que no es nuestra intención quitar lo podrido. No trates mal y demuestra con hechos que la intención es buena. Hablar no está prohibido.
No te comportes dando por ciertos los hechos no probados.

CUARTO ACUERDO: HAZ SIEMPRE LO MÁXIMO QUE PUEDAS

Si aunque te equivoques actúas siempre dando lo mejor de ti mismo y con la mejor intención. Nunca te podrás recriminar nada. Pero si en algún momento se ha sido torpe, aun con justificación. Pero una actuación tuya ha provocado un daño, lo mejor es pedir disculpas, y decir con sencillez que lo sientes. Te dará serenidad. Y debes perdonarte a ti mismo, esos errores, no arrastrarlos. De ellos siempre se aprende.
Hazlo y será para bien.

No obstante el pensamiento y los sentimientos son libres, y somos nosotros quien los gestionamos. Cada cual es responsable de lo que siente y piensa. Pero actuemos con inteligencia y buena fe. Porque no es conveniente tener cuentas pendientes. Agotan cuerpo y mente. Y porque es bueno practicar la empatía y ponerse en el lugar del otro para comprender. Porque aunque cuando algo se rompe ya no se puede pegar, al menos que no quede ningún resto de los pedazos de cristal, que hacen daño y pueden seguir hiriendo.

Todos tenemos que aprender de estas antiguas enseñanzas. Todos en alguna ocasión erramos. Debemos empezar a modificar nuestro equivocado sistema de creencias, en crisis de valores. Y deberíamos leer el libro al completo para interiorizar su aprendizaje.

Estos son los acuerdos y estas son sus clausulas, que yo firmo en pleno uso de mis facultades, plenamente consciente. Ahora tan solo falta, que firme la otra parte.





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